Retrato de óleo

Para hacer un retrato en óleo, necesitamos los siguientes materiales:

• Un lienzo tamaño A3
• El retrato impreso en A3 dos veces
• Papel de calco negro tamaño A4 por lo que necesitaremos dos.
• Un pincel grande y plano
• Un pincel pequeño y cilíndrico
• Colores en acrílico correspondientes al retrato.
• Aguarrás 

El dibujo a retratar es el siguiente:

Comenzaremos cubriendo el fondo del lienzo con el tono de la piel del chico. Para ello mezclaremos el color con un poco de aguarrás sobre el lienzo y lo extenderemos. Es conveniente dejarlo secar al menos un día para asegurarnos de que está seco y podemos calcar el retrato sin dificultades.

Una vez seco, colocamos el papel de calco sobre el lienzo y encima la imagen impresa en A3. Colocamos la mano izquierda en mi caso, sujetando el papel de calco y la imagen. Esta no la podremos levantar ni mover hasta terminar de calcar. Posteriormente marcaremos todas las partes del retrato, incluido las zonas de oscuridad y claridad. Podremos comprobar si nos hemos olvidado de algún detalle levantando el papel pero no con la mano que sujeta, si no con la otra. Si está bien podremos retirar la imagen.

A continuación tendremos que ir cubriendo las partes en función de la imagen, mezclando colores, copiando las sombras y las zonas oscuras, fijándonos en cada detalle y repasando una y otra vez.

Una vez que tengamos cubierto todo, lo dejamos secar y comprobamos si nos falta algún detalle, alguna sombra, alguna zona oscura. Comprobamos si poniendo el lienzo lejos conseguimos identificar a la persona que hay en él, si se parece a como es en la realidad y se muestra en la fotografía.

Si todo lo citado anteriormente está bien es cuando pasamos a tapar las líneas de calco y cubrir el fondo. En este caso yo lo pinte de rojo intenso porque fue el color que menos utilicé y por lo tanto del que más disponía. Marqué algunas zonas de rojo intenso para que darle un toque al cuadro. Posteriormente le aplique un poco de azul oscuro sobre la parte izquierda.

Finalmente queda contemplar si el resultado se parece a lo que queremos conseguir y a la persona retratada en la realidad. Si es así, sólo queda firmar el cuadro y está listo para colgar.